jueves, 22 de enero de 2009

Soliloquia.

Que todos tenemos derecho a la felicidad, eso está claro. Que alguien consiga serlo, es otra cosa.
Pero claro, es que no todo sabemos ser felices. Porque, ¿cómo sabes si eres feliz, si nunca tuviste la oportunidad de serlo? ¿Sabes acaso como conservar la felicidad lo suficiente como para decir "quiero que se pare el tiempo"? Creo que nadie lo sabe, o nadie se lo ha cuestionado.
Para mí, la clave está en el equilibrio. En no excederse ni para bien ni para mal. En vivir el hoy sin acordarse del ayer y sin pensar en el mañana. es cierto que no es fácil, pero nada que merezca la pena lo es.
Quiero decir, para ser felices hay que ser conscientes de una serie de hechos. Primero, que como cualquier cosa, no es para siempre. Segundo, que lleva su tiempo - también como la mayoría de las cosas. Tercero, que no es algo que puedas hacer tú sólo. Ni que tengas que llamar a todo el pueblo para que te ayude.
Tienes que ser selecto. Un gourmet de la vida. Y coger de cada cosa, lo justo y lo bueno. Y con fundamento.
¿Que te gusta leer? Adelante, cómete los libros. Pero no te encierres en la biblioteca. ¿Que te gusta hacer deporte? Estupendo, pero no te vuelvas un vigoréxico. ¿Que no te gusta estudiar? Lo entendendemos, ¿a quién puede gustarle? Pero no te jodas la vida aparcando los libros.
Quiero decir, tenemos que saber cuando empezar y cuando parar. Y sobre todo, con quién estar. Porque los amigos no son para siempre, y ser consciente de ello te ahorrará más de una decepción. Son simbiosis circunstanciales. Tampoco es que predique el "por el interés te quiero Andrés" pero todos sabemos definir que una amistad es "quien ME ayuda, quien está AHí para TODO, que ME aconseja, ME aguanta, ME soporta, sale CONMIGO, escucha MIS PENAS.." ¿Entendéis, no? Una amistad no podría existir sin el conjunto "yo mi me conmigo".
Por eso tienes que elegirlos bien. Los amigos de verdad, esos son los que merecen la pena. Y qué más da si son pocos, mejor, así más amor para ellos. Y tienen que durarte bastante, por lo menos hasta que consigas otros iguales o mejores.
Y la pareja. He aquí la clave de toda la felicidad, o de gran parte de ella. Ni que sea igual, ni que sea totalmente diferente. In medium virtutis est. Las personas que son totalmente predecibles y que les gusta lo que te gusta, hacen lo que haces, están de acuerdo contigo y te lamen el culito no molan. Porque cansan. Cansan y lo que es peor, no representan un reto. La persona que debe estar con nosotros es alguien que nos lleve la contraria, que odie a tu madre, que sorba la sopa, esa que cuando a tí te apetece salir, ella quiera dormir la siesta, que cuando tú quieras comer pizza a ella le apetezca un cocido. Ese tipo de personas con las que no podemos estar, pero que tampoco soportaríamos vivir sin ellas. Esa que por cada vez que llores, te haga reír a carcajadas. Es persona que sea la encargada de mantenerte de pie y no dejar que te caigas. Porque tú serás lo mismo para ella.
Y qué más decir. ¿hace falta algo más? No creo. En eso consiste la felicidad. En que no te sobre nada, pero tampoco echar cosas en falta.

1 comentario:

robus dijo...

Si que te has tenido que enfadar mucho apra escribir esto eh! :P