viernes, 2 de enero de 2009

Imaginación al poder, y a lo que no es el poder...

Llego a dormir cuando los demás se despiertan.
Cierro la puerta de mi cuarto. Veo la suave luz de un amanecer todavía por terminar.
Qué largas son las noches en vela.
Bajo las persianas, me gusta tener mi habitación a oscuras. Oscuridad y silencio, qué buena combinación.
Me meto en la cama casi sin darme cuenta, a medio flotar. Me arropo e intento dejar de pensar. ¿Alguna vez lo habéis intentado? Es más difícil de lo que pensaba.
Y no se puede.
Cierro los ojos fuerte para que la oscuridad sea total. Respiro.
Me digo "mañana será otro día", pero luego me di cuenta de que ya era mañana.
A veces intento dormir para olvidar. Sí, dormir. Más barato y menos insano que beber.
Me gusta dormir, cuando puedo hacerlo, claro. Me gusta dormir y sobre todo soñar.
En mi mundo, en mi mente, cuando es la hroa de dormir, me gusta adivinar qué voy a soñar o con qué me gustaría soñar.
A veces sueño con cosas que deseo tener o cosas que quiero hacer.
También sueño con personas. Soñar con personas es bonito.
Es bonito porque puedo imaginar cualquier cosa. Puedo imaginar que estoy con un chico genial, que me invita a cenar, que me dice cosas bonitas, que se quiere casar conmigo, que soy la mujer más bonita del mundo. Puedo imagianr que estoy de vacaciones en la playa con mis amigas y que los camareros intentan ligar con nosotras.
Pero al igual que puedo imaginar cosas bonitas, puedo imaginar otras cosas que no lo son tanto.
La imaginación tiene más poder del que la otorgan.
Y puedo imaginarme con gente que odio, gente que me cae mal o gente que se merece un par de hostias. Y creedme, lo hago. Imaginarse situaciones de ira y furia pensadas en circuito cerrado y elaboradas por especialistas sustituye muy bien las horas que deberían ir al psicólogo y su bolsillo. El circuito cerrado es mi mente y la especialista soy yo.
Entonces, me los imagino delante de mi, a mi merced, y a lo que es peor, a la merced de mi mente. Los tengo delante. Los insulto, pero con elegancia, nunca bajando a su nivel. Los insulto con fuerza y decisión mientras ellos enmudecen ante mis palabras de desprecio. Y además, porque es mi mente y me imagino que no pueden hablar porque se cagan de miedo.
Después de insultarles y dedicar unos minutos a acordarme de sus madres, les doy razones por las cuales no se merecen vivir y voy a "tener que" acabar con esa injusticia. Porque es injusto que personas que me han tratado como a una mierda respiren el mismo aire de los que dejan vivir a los demás en paz.
Y procedo. A veces les pego palizas, con mis manos, con bates o puños americanos. El fin no justifica los medios, por lo que me da igual qué utilizar.
Me gusta verles sufrir como ellos me hicieron sufrir a mí, por eso les apalizo.
Cuando la rabia es grande, les mato de un disparo, les atropello con un coche (y eso que no tenog carnet de conducir) o les clavo un cuchillo en medio de donde debería estar el órgano que bombea sangre.
La verdad es que me quedo bastante agusto y no contengo la rabia porque la pago toda con ellos, por eso sé que es sano.
Pero eso de puertas para dentro; de cara a la realidad, a la gente, fuera de mi cuarto y de mi oscuridad, de mi silencio y mis sábanas, fuera de mi cabeza, me guardo todas esas cosas y saco lo bueno que tengo, mis gestos, mi sonrisa, mis miradas, la simpatía, el buen trato...
Todo lo que deberíamos ser y nadie es, todo lo que deberíamos fingir, todo eso lo hago yo.


Pero sólo de puertas a fuera, a veces me gusta pensar que soy más yo misma...

2 comentarios:

robus dijo...

Estas arreglada. Como un dia matropelles como pones voy a soñar que te descuartizo ¬¬ xD

Espero que te vaya todo bien.

Por cierto escribes muy bien, pero deberías reducir un poco el texto :)

RubenBartolome dijo...

Yo es que por las noches ya no se si sueño, me paso el día soñando despierto, para que gastar la noche.
Bueno, o la mañana, porque lo que es la noche la paso en vela, intentando dejar de pensar y sin cerrar los ojos, que dicen que es más facil.